La histeria de la humanidad ha consistido demasiadas veces en clasificar para reducir, definir, vender y controlar a las personas bajo ciertas categorías estándar. Así, unas performatividades y identidades tan diversas como las sexualidades y los géneros se ha venido a clasificar y reducir en el acrónimo LGBTI+. Dichas siglas no pretenden otra cosa que «normalizar» a las identidades que la integran.
Algunas personas decimos basta. Basta de definirnos (e identificarnos) como nichos de mercado a los que vender productos, como grupos de votantes con necesidades específicas, como grupos de personas con patologías o como desviadas normativas en nuestras prácticas sexuales. Frente a esto, preferimos las siglas GSD (gender and sexual diversities): géneros y sexualidades diversas; la propuesta proviene de Pink Therapy.
Partimos del supuesto de que todo lo normativo es producto de la culturalidad, por lo tanto todo lo correspondiente al género y la sexualidad también lo es. Por ello, todo es y debe ser diverso, nada es «normal» de por sí. Puede parecer avanzado para algunas cabezas ancladas en el siglo XX y la gestión de masas, pero como veremos a continuación es el presente-futuro.
Una de las bondades de este término es que se incluyen en él, entre otras, a personas heterosexuales con prácticas sexuales disidentes. Como véis es el fin del guetismo por orientación sexual. Y puede ser el fin también de las políticas de control, explotación económica y de representación institucionalizada de grupos de personas a las que el sistema prefiere encerrar en un concepto estático para anular su potencialidad mutante.
Por último, quería preguntaros si recordáis cómo se llamaba a las diversas funcionales y mentales hace menos de dos telediarios… os lo digo: ANORMALES! Dentro de otros cuantos telediarios dejaremos de encerrar en cajones (salir del armario para entrar en el cajón?) a las personas diversas que transitan más allá de los patrones normativos estáticos e impuestos.
Y diremos todas juntas: adiós LGTBI+ hola GSD!!! Porque la vivencia de la sexualidad y el género es tan diversa como infinita. Porque lo único que queremos exigir es decidir libremente cómo vivir y crear estos aspectos vitales de nuestra vida. Porque no vamos a aguantar que nadie venga a decirnos qué «necesidades» específicas tenemos como grupo, porque somos personas, no ovejas. Y porque nuestra sexualidad es una creación personal, no lo que se espera de una letra de una acrónimo.